Fairy Oak

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domingo, 7 de julio de 2013

Cuaderno de bitácora. Primer episodio, "La playa".





Salgo del agua y me lanzo sobre la arena en plancha. ¡Plaf! Está suave y caliente; comienzo a rodar y me rebozo. Soy una albóndiga. Me quedo así mucho rato esperando a secarme para que la arena se despegue de mi cuerpo y caiga por sí sola. No lo hace. No me apetece mucho moverme.

Unos niños que juegan con la pelota me ven y me gritan ¡croqueta! Los pobres, no tienen ni idea. Sigo aquí tirada. Con la nariz cerca de la orilla, cuento las olas; una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… me aburro a la ciento cuarenta y tres y aún no se ha hecho de noche. ¿A qué hora se pone el sol? No parece que ninguna de esas gaviotas lleve reloj.

Me levanto y doy varios saltos. La arena se cae. Los niños de la pelota ya no están pero les hubiera encantado ver a la croqueta saltarina. Busco durante un buen rato mi ropa hasta que me acuerdo de que he bajado a la playa solo con bikini y sombrero. Busco el sombrero pero no aparece por ninguna parte. Ya he perdido tres en lo que va de verano. Bueno, aún me quedan otros cinco. Comienzo a andar de vuelta a casa.

 Antes de atravesar la línea de chiringuitos que separa la caliente arena del ardiente asfalto, dos tíos me salen de la nada y me cortan el paso en una especie de salto salvaje. Son dos guiris muy rubios y muy, muy quemados. Uno de ellos me pone un vaso enorme en la cara. Está lleno de un líquido no mucho más rubio que él mismo.

-¡Hola chica guapa! ¿Cerveza? ¿Vienes a fiesta? ¿Vives aquí?-me medio grita de forma muy entusiasta. Intento sonreír aún más que ellos al responder:

-Claro, claro, ¡Cerveza! Me encanta- Cojo el vaso que me tiende y guiño un ojo al otro chico- ¡Me gusta tu sombrero! ¿Puedo probármelo?- El guiri número dos se quita su sombrero de cowboy y me lo pone en la cabeza. Ambos se ríen bastante. Me repiten lo de chica guapa, un par de veces.

-Chicos, voy a por mi ropa y vuelvo, ¿vale?- Asienten con la cabeza aún riendo. Me encamino hacia la hilera de casetas donde los bañistas se cambian y, en cuanto pierdo de vista a los guiris, cruzo corriendo la carretera de la playa. Pienso que no ha sido tan buena idea cruzar por la única parte que tiene piedras, contando con que voy descalza; pero por mi sombrero nuevo merece la pena. Tampoco me gusta que me llamen chica guapa.

Bebiéndome la cerveza, que tampoco está tan buena, subo sin mucha gana la cuesta hacia mi piso. Abajo, a mis espaldas, está empezando a anochecer en la playa.
 
 

viernes, 5 de julio de 2013

Las sombras de tu sombra.

Siempre tuviste que ir al revés del resto del Mundo. Bien por rebeldía o por pesimismo, por una u otra cosa, acabas recorriendo el camino en la dirección contraria y para que me entiendas te pondré el ejemplo más claro.

Lo normal es que la gente se quede con lo bueno de las cosas y después su cuerpo elimine, en un rincón íntimo y personal, las mierdas que sobran. Es lo natural. Tú en cambio vas a tu rincón y, escondido, absorbes la mierda mientras que poco a poco, día tras día, expulsas todo lo bueno que hay en ti, lo alejas de tu vida.

El día en que te diste cuenta de que caminabas por un precipicio, ese día aún no era demasiado tarde para volver sobre tus pasos. Pero cuando te miraste a un espejo y no reconociste a tu propio reflejo, cuando te invadió el miedo y una mezcla de vergüenza y orgullo; preferiste olvidarte  e ignorar lo que sabías. Corriste a refugiarte de nuevo bajo las faldas de tu prostituta y dejaste de dormir para no tener sueños.

Pero un día te traicionó el corazón y entonces sí era demasiado tarde. Cuando volvieron a quemarte las emociones descubriste que ya no deseabas a esa puta pero que aún la necesitabas. ¿Podrás ser fiel a dos amantes? ¿Podrás encontrarte en los reflejos? Porque te temías y porque temías a la muerte, te perdiste en el delirio; porque temes a la soledad, porque temes al hielo y al insomnio, querrás buscar la luz y el calor de nuevo.

¿Podrá perdonarte la vida después de que tú la hayas rechazado?
¿Podrás acordarte de cómo eras antes de que olvidases incluso tu propio nombre?

No te preocupes, al menos yo permaneceré siempre a tu lado.