Fairy Oak

Fairy Oak

lunes, 17 de noviembre de 2014

En forma de carta

Hola, cómo estás.
Ha pasado mucho tiempo ya,
pero espero que aún me recuerdes.

Quién iba a decir que volveríamos a hablar,

por un medio tan peculiar, 
después de tantos años en silencio;
entonces, cuando éramos uña y carne.

Recuerdas que fuimos inseparables,

recuerdas todos nuestros absurdos planes,
los que llevamos a cabo 
y los que jamás realizamos.

Recuerdas que nunca llegamos a enamorarnos,

aunque llegaron a decirnos, deberíais casaros.
Yo entonces no lo entendía o no lo pensaba, 
ahora lo recuerdo y me río en silencio.

Quién iba a decirlo entonces,

porque éramos inseparables, 
como suele decirse,
la vida nos llevó por distintos caminos
y jamás volví a hablar contigo.

Todo este tiempo, muchas veces te he olvidado

y otras tantas seguías aún a mi lado.
Te he echado de menos muchas noches amargas.

Y he de decir que tampoco recuerdo bien, ni tu voz ni tu rostro,

si no fuera por aquella antigua foto...
Ha pasado tanto tiempo. Tanto, que siento que te pierdo.

Entonces, un día, bajé a Madrid y encontré

aquel parque por donde paseábamos.
Y regresaron de golpe los recuerdos, los planes,
tu voz, tu rostro, nuestros sueños.

Y pensé que tal vez tú ya te habías olvidado,

pensé, ha pasado tanto tiempo;
puede incluso que hayas muerto. Y tuve miedo.
Pensé: ha pasado tanto tiempo, 
al final nos hemos hecho viejos.

Y me obligué a mirar la vieja foto, a escribir estas palabras

que no sé si alguna vez leerás.

Y hasta aquí mis pensamientos, 

no sé si llamar a esto despedida 
o una invitación de reencontrarnos,
después de tanto tiempo...


sábado, 8 de noviembre de 2014

sentimiento

El amor es una burbuja en el pecho.
La tristeza, un vacío en el corazón.

Busca toda la vida a tu media naranja.
El amor nos vacía más de lo que nos llena.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Los lobos



La luna ascendía lentamente por el cielo cuando Sahana logró alcanzar lo más alto del peñón de las traiciones. Aquel era el punto más alejado del poblado y también el lugar desde donde mejor podían observarse las viejas ruinas donde hasta ahora había habitado.

El viento hacía rugir a los árboles, en una especie de aterrador y lejano cántico. Sahana se sentó allí y permaneció acurrucada sobre la hierba, en la punta del peñón, durante un largo rato. Sus ojos apuntaban en dirección al valle y a las piedras que había debajo, pero su mirada estaba perdida, probablemente en los recuerdos.

Algo, tal vez el miedo, la tenía paralizada. Su largo cabello y sus ropas sueltas, se mecían con el viento, su cuerpo, en cambio, permanecía inmóvil como si de una estatua muy real se tratara.

De pronto, un sonido surgió de entre los árboles más lejanos, tapando por un momento la canción del viento. Eran aullidos de lobos. Sahana se sobresaltó y se giró para escudriñar el bosque. No vio nada más que vegetación, rocas y un pequeño zorro desorientado. Ninguna fiera negra. Sin embargo, continuaba escuchando los aullidos, que parecían proceder de algún lugar no muy lejano al que ella se encontraba.

La joven respiró hondo dos veces para intentar tranquilizarse. "El lobo es el animal totémico de la abuela, ellos no pueden hacerte daño", se dijo a sí misma. 

Su abuela. La madre de su madre, La sabia entre las sabias. La más vieja de las hechiceras. La reina bruja, como la llamaban. Ahora estaba muerta. Sahana se estremeció cuando sonó un aullido especialmente cercano y amenazador. No podía evitar sentir el miedo recorriendo su columna vertebral.

"He de alejarme, marcharme ya de aquí", pensó. La luna y las estrellas alumbraban el peñón lo suficiente como para que cualquiera, desde abajo, pudiera reconocerla y ella aún no era capaz de camuflarse con sus propios poderes. Debía correr, esconderse, para conservar su honor y, tal vez, su propia vida. No podía permitirse el ser descubierta. Los aullidos de los lobos no se oían ya apenas. Era el momento de escapar de allí. 

Haciendo lo posible por no pensar en las consecuencias de sus actos, Sahana se incorporó  y se quitó el pesado manto negro que cubría sus hombros y espalda. Lo sostuvo unos segundos al borde del precipicio, observándolo con los ojos muy abiertos. De pronto, hubo un destello, y  de la nada brotó una pequeña llama de fuego que comenzó a devorar lentamente la tela. Después, arrojó el manto ardiendo al vacío, que de inmediato despareció en el aire sin dejar rastro.

 Sin vacilar, ni mirar una vez más hacia el valle, la joven bruja se giró sobre sus talones y rápida y silenciosamente, se internó en el oscuro bosque.

domingo, 2 de noviembre de 2014

the waiting

In the dark, 
I keep waiting for you.


Waiting...



Waiting...




Waiting...






Will you wait for me too.