Fairy Oak

Fairy Oak

lunes, 30 de marzo de 2015

GRITOS Y SILENCIOS

Los muertos me hablan.
Con voces del pasado,
piden que no cometa
los errores de antaño.

Pero no les escucho.
Solo oigo de los vivos
promesas de futuro
y sueños de compromiso.

Hablan de libertad,
apelando a nuestro miedo,
y encierran al extraño
por el bien ciudadano.

Por su seguridad, 
señora, me sentencian 
antes de que pueda
convertirme en asesino.

Por su seguridad, 
señora, borrarán 
mis palabras, incluso, 
antes de haberlas escrito.

Los vivos me hablan,
desde arriba y a gritos.
Para que así no escuche
mis propios pensamientos.

Pero lo hacen en vano.
Nadie puede, tampoco ellos,
acallar las voces del pasado,
acallar las voces de los muertos.




miércoles, 11 de marzo de 2015

Pedazos

Algo se rompió en mi interior.
Crash.
Y no fui consciente de ello.
A pesar de que las esquirlas
perforaron todo mi cuerpo.

Algo estalló dentro de mí.
Y no me di cuenta
o no quise verlo.
Aunque las astillas comenzaban
a clavarse en los huesos.

Los otros lo notaron.
Yo quise ignorar
el dolor
poniendo parches 
sobre las grietas.

A pesar de que comenzaban
a crearse heridas internas
Y que la sangre goteaba ya
fuera de mis arterias.

Pero el corazón seguía latiendo...

Y seguí buscando los motivos
desconociendo las consecuencias.
Grité sin saber por qué, 
me escondí, sin saber de quién
Al fin y al cabo... 
mi corazón seguía latiendo.

jueves, 5 de marzo de 2015

El regreso

Por fin, tras una dura jornada de trabajo, llegaba a casa. Agotada pero contenta, al fin y al cabo.
Nada más abrir la puerta y entrar, percibió que algo iba mal. Había un olor desconocido en el aire. Deseó que tan solo fueran imaginaciones suyas.

Recorrió su propio pasillo lentamente, con un cierto temor que le subía por la espalda. Al llegar a la entrada del dormitorio, supo, antes de abrir la puerta, lo que se iba a encontrar dentro. Podía escuchar el ruido que hacen los muelles de la cama, subiendo y bajando frenéticamente.

Sobre la cama de matrimonio dos cuerpos entrelazados se agitaban, solo cubiertos a medias por las sábanas. El de ella, le era desconocido por completo. Estaban tan ensimismados que tardaron unos segundos en darse cuenta de su presencia. Al verse sorprendidos, su reacción no fue la de separarse rápidamente, como a veces había visto en las películas, sino que se abrazaron como si quisieran protegerse mutuamente, sus ojos reflejaban sorpresa y sentimiento de culpa.

Cerró la puerta sin esperar a que hablaran. Volvió a recorrer el pasillo, lentamente. Esta vez no había miedo que le recorriera la espalda, tan solo una sensación extraña en el estómago. Se dirigió al salón. Cogió un paquete de tabaco y un mechero que estaban sobre la mesita, junto a un bolso que no le era familiar. 

Salió al balcón y se apoyó sobre la baranda. Se encendió un cigarrillo. Nunca le había gustado fumar pero, esta vez, por algún motivo, la sensación que le producía el humo, bajando hasta su pecho, le reconfortaba. Tuvo la impresión de que el humo subía también a su cabeza y le nublaba su mente... Incapaz de pensar nada en concreto, se limitó a mirar hacia abajo, hacia la ciudad, tratando de recordar dónde vivía antes de mudarse.

Oía voces de fondo, sin entender lo que decían. Alguien más salió al balcón y le abrazó tímidamente por la espalda. Reconoció la camisa y los brazos, pero el aroma le era extraño.
Nadie dijo nada. En la ciudad comenzaba a anochecer.

lunes, 2 de marzo de 2015

TAROT (la muerte y la hechicera)

Pensaba que vería
mi futuro en las cartas, 
pero abrí la baraja 
y me encontré a la Muerte.

La Muerte sensual y desnuda,
como la diosa Venus.

Blanca su piel,
negro el cabello, 
me mira desafiante
mientras contengo
               el aliento.

Le pregunté a la Parca, 
cuál era mi suerte,
me respondió sarcástica:
¿No es evidente?

Foto: David Gaite

                                                                           Hechicera

                                                                               Belladona

                                                                                  Maleficio

                                                                                      Belcebú

                                                                                Sacrificio

                                                                           Sortilegio

                                                                     Hipnótica
                                                 
                                                                        Cementerio

Trece viejos cuervos, trece viejas pieles, bajo el sauco se reunieron.
Trece ajadas lápidas, número de mal agüero.
Deciden la suerte, envenenan amores, preparan ugüentos,
a la luz de la luna,
alrededor del caldero...

Trece veces gritaron y después desaparecieron.